Esta
fase de la guerra es conocida también
como “Guerra de trincheras”
por la forma en que se desarrollaron las operaciones
militares. Abarcó los años 1915
y 1916. Fue consecuencia
del fracaso de la guerra relámpago iniciada
por los alemanes en 1914.
Supuso un cambio de
estrategia respecto a la fase precedente
y abrió paso a la guerra de frentes
estables que inmovilizó a los ejércitos
en líneas de trincheras que se extendieron
a lo largo cientos de kilómetros, desde el
Mar del Norte hasta Suiza.
La guerra de trincheras I
Los alemanes, una vez
fracasada la ofensiva inicial, adoptaron una estrategia defensiva y se atrincheraron en el frente occidental tratando de proteger sus posiciones
y concentrando la mayor fuerza ofensiva en el frente
oriental.
Según sus planes, tras la derrota rusa llegaría el momento de vencer a
los aliados occidentales: Francia y Gran Bretaña.
El
nuevo escenario bélico abrió
paso a una guerra de desgaste desarrollada
esencialmente en territorio francés y belga,
que produjo un elevadísimo número
de bajas y arruinó la moral
de los soldados.
Las tropas se
vieron obligadas a luchar durante meses en trincheras,
en penosas condiciones, bajo la
constante acción de la artillería,
rodeados de alambradas, enfangadas
en terrenos infectados de roedores y sometidas
a la machacona acción de las armas automáticas
y los nuevos ingenios bélicos (lanzallamas,
gases, etc).
Cadáveres de soldados franceses
La guerra de trincheras II
En
el frente ruso los alemanes habían
alcanzado exitosas victorias, sin embargo en el
occidental fueron los aliados quienes
tomaron la iniciativa durante el transcurso de 1915,
lanzando ofensivas en Champaña y Artois que fueron contenidas
por los alemanes.
Los italianos intervinieron frente a los austríacos por
el río Isonzo cosechando grandes
pérdidas. Sin embargo, ninguno de los dos
contendientes consiguió romper el frente,
que permaneció casi invariable.
Durante
los meses de 1916 se desencadenaron una serie
de acciones con el fin de romper
las líneas enemigas. El punto donde se concentró
el ataque alemán fue la fortaleza de Verdún.
Allí se sucedieron violentos combates entre
febrero y diciembre (“Infierno
de Verdún”). Los franceses resistieron
al mando del general Petain. El
resultado de la batalla arrojó enormes pérdidas
por ambos bandos, calculándose en 750.000
bajas entre muertos y heridos. El general Falkenhayn fue sustituido por Hindenburg en
el mando alemán.
Con el fin de distraer la acción de los alemanes las fuerzas británicas
y francesas iniciaron una ofensiva en el norte
de Francia, en torno al río Somme.
Las bajas fueron de nuevo descomunales, superiores
a las de Verdún (1 millón);
tan solo durante el primer día de la batalla (1 de julio de 1916) los
británicos perdieron cerca de 60.000 hombres. Joffre fue sustituido en el mando por
el general Nivelle.
En
el frente oriental los rusos,
tras las enormes pérdidas del año
anterior consiguieron al mando del general Brusilov obtener éxitos en Galitzia, aunque
los imperios centrales reaccionaron en pocas semanas
y comenzaron a apreciarse los primeros síntomas
de desplome en el ejército ruso.
A. Brusilov
En
la primavera de 1916 tuvo lugar el hecho naval
más importante de la contienda, la batalla
de Jutlandia, que se saldó con un ligero
triunfo de la flota alemana sobre la británica.
No obstante, los buques alemanes se retiraron a sus bases,
interviniendo en adelante sólo en contadas ocasiones
y dejando el peso de la guerra en el mar a los submarinos.
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